Por ANTONIO MARIA DELGADO
adelgado@elnuevoherald.com
La sostenibilidad de las democracias depende de una activa participación ciudadana, pero un buen número de expertos y académicos cree que el registro electoral empleado en Venezuela está sobredimensionado y que las urnas reflejan el voto de cientos de miles de votantes que no existen.
Según los expertos, el número de 17.77 millones de electores inscritos en el Registro Electoral Permanente (REP) de Venezuela es artificialmente alto y es producto de una larga lista de irregularidades cometidas dentro del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Irregularidades que incluyen un elevado número electores con tres o cuatro cédulas de identidad, 1.33 millones de personas que nacieron el mismo día y a la misma hora, y 39,000 electores que tienen más de 100 años fueron detectadas durante la elaboración del estudio Realidades del sistema electoral venezolano, 2006 en el que participó un grupo de profesores de la Universidad Central de Venezuela encabezado por el ex vicerrector Genaro Mosquera.
Pero no hay que realizar grandes cálculos para llegar a la conclusión de que el registro electoral está sobredimensionado. Una proyección simple de la tasa promedio de 900 personas diarias con que el registro electoral venía creciendo antes de que el número se disparara inexplicablemente en el 2003, demuestra que hay algo muy raro en los números oficiales, aseguran lo académicos.
"Los números estadísticos no cuadran. El registro electoral está abultado al menos dos millones de personas'', comentó un experto familiarizado con la situación electoral en Venezuela, quien pidió no ser identificado.
Y los expertos creen que un buen número de electores fantasmas son utilizados por el gobierno para inclinar la balanza a favor del presidente Hugo Chávez durante los comicios.
En el estudio Analysis of the 2004 Venezuela Referendum: The Official Results versus the Petition Signatures, los autores detectaron una extraña correlación lineal entre el número de votos emitidos en contra de Chávez en el referendo revocatorio del 2004 y el número de personas que había firmado las peticiones para solicitar esa votación.
Según el estudio, esa correlación es anómala, está sensiblemente diferenciada del resultado observado en los centros de votación manual y constituye un fuerte indicio de manipulación de las máquinas de votación.
Precisó que hay razones bien fundamentadas para dudar de la veracidad de los resultados de los centros computarizados, y que tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) como el Centro Carter deberían revisar la interpretación que dan al hecho de que entre los números oficiales de votos por el ''sí'' y los números de firmantes en los centros computarizados exista una elevadísima correlación lineal.
Para los académicos que han estado analizando detenidamente los resultados de las últimas elecciones, son muchas las razones para cuestionar el papel que han jugado en ella los observadores internacionales.
"Se han comportado como si fuesen asombrosamente inocentes'', dijo uno de ellos a El Nuevo Herald, quien añadió que gran parte de las críticas recaen sobre el Centro Carter debido a que eran muchas las esperanzas que se centraban en esa organización.
"Demostraron ser un pésimo árbitro'', agregó y pidió no ser identificado por considerar que es peligroso realizar estos señalamientos en Venezuela.
En especial, los académicos critican la actuación del Centro Carter durante el referendo del 2004, en el cual los venezolanos debían pronunciarse sobre la permanencia en el poder de Chávez.
Según el profesor, el centro encabezado por el ex presidente estadounidense Jimmy Carter se limitó a comparar los resultados oficiales con los números que le fueron entregados por SUMATE, organización en ese momento fue designada como representante de la oposición.
"Pero los números de SUMATE eran los mismos que estaba entregando el gobierno'', dijo el profesor.
Comento que los representantes de SUMATE hicieron una suma rápida de las actas que entregaban las máquinas de votación y comunicaron al Centro Carter que el conteo que ellos llevaban daba determinados números.
A las 10 de la mañana del día siguiente, añadió, Carter dijo que el resultado de la elección era válido porque la sumatoria de las actas que había hecho la oposición daba el mismo número que las del gobierno.
El Centro Carter le restó importancia al hecho de que sus técnicos sólo pudieron supervisar uno de los seis procesos de auditoría en los que tenían previsto estar presentes.
En el resto de los sitios, los auditores designados por el CNE no permitieron abrir la caja con los comprobantes, explicando que sus instrucciones no incluían contar los votos "sí'' y "no'' de múltiples máquinas.
El uso de las máquinas de votación es muy criticado, ante la percepción de que son los instrumentos del fraude. El estudio A Statistical Approach to Assess Referendum Results: the Venezuelan Recall Referendum, 2004, elaborado por María Mercedes Febres-Cordero y Bernardo Márquez, cuestiona la capacidad de los observadores internacionales para monitorear las elecciones realizadas a través de este tipo de máquinas.
"Los observadores tradicionales por sí solos ya no sirven. Sólo evalúan si hay libertad de prensa, si están funcionando los centros, entre otras cosas que son también importantes, pero no tienen la pericia para el otro tipo de auditoría que es ahora necesaria'', dijo Febres-Cordero en una entrevista publicada en el 2007.
Según la ingeniera de computación, las elecciones electrónicas son un fenómeno tan nuevo en el ámbito global que sólo una docena de países realiza elecciones de este tipo, en lo que ha creado un vacío en cuanto a los conocimientos necesarios para garantizar un proceso limpio y justo.
Destacó que los procesos democráticos son ahora legitimados por "infoelecciones'' o procesos electorales asociados a la tecnología de la informática, que pueden ser altamente vulnerables.
"El problema es que no hay ciudadanos, tanto dentro como fuera del país, que verdaderamente asuman las nuevas responsabilidades, y aunque el estamento político ha tratado de que se supervisen las elecciones, no es posible tener elecciones limpias con un sistema basado en procesos electrónicos donde no se tiene ningún control'', dijo Febres-Cordero.
El experto en materia electoral consultado por El Nuevo Herald dijo que las pocas personas que conocen el software empleado en las elecciones venezolanas se encuentran dentro del CNE.
"Estos son sistemas aleatorios que solamente los conoce el fabricante, mantienen el secreto bien guardado, y el software sólo lo conoce el organismo que utiliza la máquina que es el organismo electoral'', dijo el experto. "Aquí no hay una certificación de esos programas que usa cada una de las máquinas, como sucede en los países desarrollados. Aquí sólo presentan una máquina y todo el mundo va a ver y funciona, pero el resto de las 36,000 máquinas que son usadas quedan sin ser revisadas''.
El escritor y periodista cubano Carlos Alberto Montaner cree que la manipulación de las máquinas electrónicas es realizada desde Cuba, donde fue establecido un centro de control para realizar las alteraciones por temor a filtraciones de información si la operación fuera manejada desde Venezuela.
"Hace bastante tiempo que los dos países están unidos por fibra óptica capaz de transmitir un gran volumen de datos'', dijo Montaner recientemente en una conferencia. ‘‘Los fraudes se cometen en Cuba para evitar las indiscreciones de los venezolanos. La insistencia en la utilización de máquinas electrónicas para votar se debe a que pueden alterar los resultados''.
La ex directora de Partidos Políticos del CNE, Ana Díaz, dijo que ante el elevado número de irregularidades presentes en el sistema es muy poco probable que la oposición consiga mucho en las próximas elecciones, pese a que las últimas encuestas señalan que la popularidad de Chávez está en franca caída debido a la ineficacia del gobierno en detener el auge delictivo, la alta tasa de inflación y de desempleo y las constantes interrupciones del servicio eléctrico.
Pese a sus conclusiones, los expertos creen que es necesario salir a votar, para demostrarle al gobierno, aunque no al resto del mundo, lo impopular que se ha vuelto. Díaz, sin embargo, cree que participar en estos comicios es un error.
"¿Qué vamos a conseguir en las elecciones del 26 septiembre? ¡Absolutamente nada! Lo que vamos a conseguir es legitimar el registro electoral, con los más de dos millones de electores virtuales, legitimar las máquinas y legitimar las autoridades. Eso es lo único que vamos a conseguir'', dijo
Según los expertos, el número de 17.77 millones de electores inscritos en el Registro Electoral Permanente (REP) de Venezuela es artificialmente alto y es producto de una larga lista de irregularidades cometidas dentro del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Irregularidades que incluyen un elevado número electores con tres o cuatro cédulas de identidad, 1.33 millones de personas que nacieron el mismo día y a la misma hora, y 39,000 electores que tienen más de 100 años fueron detectadas durante la elaboración del estudio Realidades del sistema electoral venezolano, 2006 en el que participó un grupo de profesores de la Universidad Central de Venezuela encabezado por el ex vicerrector Genaro Mosquera.
Pero no hay que realizar grandes cálculos para llegar a la conclusión de que el registro electoral está sobredimensionado. Una proyección simple de la tasa promedio de 900 personas diarias con que el registro electoral venía creciendo antes de que el número se disparara inexplicablemente en el 2003, demuestra que hay algo muy raro en los números oficiales, aseguran lo académicos.
"Los números estadísticos no cuadran. El registro electoral está abultado al menos dos millones de personas'', comentó un experto familiarizado con la situación electoral en Venezuela, quien pidió no ser identificado.
Y los expertos creen que un buen número de electores fantasmas son utilizados por el gobierno para inclinar la balanza a favor del presidente Hugo Chávez durante los comicios.
En el estudio Analysis of the 2004 Venezuela Referendum: The Official Results versus the Petition Signatures, los autores detectaron una extraña correlación lineal entre el número de votos emitidos en contra de Chávez en el referendo revocatorio del 2004 y el número de personas que había firmado las peticiones para solicitar esa votación.
Según el estudio, esa correlación es anómala, está sensiblemente diferenciada del resultado observado en los centros de votación manual y constituye un fuerte indicio de manipulación de las máquinas de votación.
Precisó que hay razones bien fundamentadas para dudar de la veracidad de los resultados de los centros computarizados, y que tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) como el Centro Carter deberían revisar la interpretación que dan al hecho de que entre los números oficiales de votos por el ''sí'' y los números de firmantes en los centros computarizados exista una elevadísima correlación lineal.
Para los académicos que han estado analizando detenidamente los resultados de las últimas elecciones, son muchas las razones para cuestionar el papel que han jugado en ella los observadores internacionales.
"Se han comportado como si fuesen asombrosamente inocentes'', dijo uno de ellos a El Nuevo Herald, quien añadió que gran parte de las críticas recaen sobre el Centro Carter debido a que eran muchas las esperanzas que se centraban en esa organización.
"Demostraron ser un pésimo árbitro'', agregó y pidió no ser identificado por considerar que es peligroso realizar estos señalamientos en Venezuela.
En especial, los académicos critican la actuación del Centro Carter durante el referendo del 2004, en el cual los venezolanos debían pronunciarse sobre la permanencia en el poder de Chávez.
Según el profesor, el centro encabezado por el ex presidente estadounidense Jimmy Carter se limitó a comparar los resultados oficiales con los números que le fueron entregados por SUMATE, organización en ese momento fue designada como representante de la oposición.
"Pero los números de SUMATE eran los mismos que estaba entregando el gobierno'', dijo el profesor.
Comento que los representantes de SUMATE hicieron una suma rápida de las actas que entregaban las máquinas de votación y comunicaron al Centro Carter que el conteo que ellos llevaban daba determinados números.
A las 10 de la mañana del día siguiente, añadió, Carter dijo que el resultado de la elección era válido porque la sumatoria de las actas que había hecho la oposición daba el mismo número que las del gobierno.
El Centro Carter le restó importancia al hecho de que sus técnicos sólo pudieron supervisar uno de los seis procesos de auditoría en los que tenían previsto estar presentes.
En el resto de los sitios, los auditores designados por el CNE no permitieron abrir la caja con los comprobantes, explicando que sus instrucciones no incluían contar los votos "sí'' y "no'' de múltiples máquinas.
El uso de las máquinas de votación es muy criticado, ante la percepción de que son los instrumentos del fraude. El estudio A Statistical Approach to Assess Referendum Results: the Venezuelan Recall Referendum, 2004, elaborado por María Mercedes Febres-Cordero y Bernardo Márquez, cuestiona la capacidad de los observadores internacionales para monitorear las elecciones realizadas a través de este tipo de máquinas.
"Los observadores tradicionales por sí solos ya no sirven. Sólo evalúan si hay libertad de prensa, si están funcionando los centros, entre otras cosas que son también importantes, pero no tienen la pericia para el otro tipo de auditoría que es ahora necesaria'', dijo Febres-Cordero en una entrevista publicada en el 2007.
Según la ingeniera de computación, las elecciones electrónicas son un fenómeno tan nuevo en el ámbito global que sólo una docena de países realiza elecciones de este tipo, en lo que ha creado un vacío en cuanto a los conocimientos necesarios para garantizar un proceso limpio y justo.
Destacó que los procesos democráticos son ahora legitimados por "infoelecciones'' o procesos electorales asociados a la tecnología de la informática, que pueden ser altamente vulnerables.
"El problema es que no hay ciudadanos, tanto dentro como fuera del país, que verdaderamente asuman las nuevas responsabilidades, y aunque el estamento político ha tratado de que se supervisen las elecciones, no es posible tener elecciones limpias con un sistema basado en procesos electrónicos donde no se tiene ningún control'', dijo Febres-Cordero.
El experto en materia electoral consultado por El Nuevo Herald dijo que las pocas personas que conocen el software empleado en las elecciones venezolanas se encuentran dentro del CNE.
"Estos son sistemas aleatorios que solamente los conoce el fabricante, mantienen el secreto bien guardado, y el software sólo lo conoce el organismo que utiliza la máquina que es el organismo electoral'', dijo el experto. "Aquí no hay una certificación de esos programas que usa cada una de las máquinas, como sucede en los países desarrollados. Aquí sólo presentan una máquina y todo el mundo va a ver y funciona, pero el resto de las 36,000 máquinas que son usadas quedan sin ser revisadas''.
El escritor y periodista cubano Carlos Alberto Montaner cree que la manipulación de las máquinas electrónicas es realizada desde Cuba, donde fue establecido un centro de control para realizar las alteraciones por temor a filtraciones de información si la operación fuera manejada desde Venezuela.
"Hace bastante tiempo que los dos países están unidos por fibra óptica capaz de transmitir un gran volumen de datos'', dijo Montaner recientemente en una conferencia. ‘‘Los fraudes se cometen en Cuba para evitar las indiscreciones de los venezolanos. La insistencia en la utilización de máquinas electrónicas para votar se debe a que pueden alterar los resultados''.
La ex directora de Partidos Políticos del CNE, Ana Díaz, dijo que ante el elevado número de irregularidades presentes en el sistema es muy poco probable que la oposición consiga mucho en las próximas elecciones, pese a que las últimas encuestas señalan que la popularidad de Chávez está en franca caída debido a la ineficacia del gobierno en detener el auge delictivo, la alta tasa de inflación y de desempleo y las constantes interrupciones del servicio eléctrico.
Pese a sus conclusiones, los expertos creen que es necesario salir a votar, para demostrarle al gobierno, aunque no al resto del mundo, lo impopular que se ha vuelto. Díaz, sin embargo, cree que participar en estos comicios es un error.
"¿Qué vamos a conseguir en las elecciones del 26 septiembre? ¡Absolutamente nada! Lo que vamos a conseguir es legitimar el registro electoral, con los más de dos millones de electores virtuales, legitimar las máquinas y legitimar las autoridades. Eso es lo único que vamos a conseguir'', dijo
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