La malvada astucia de los asesinos de Birán siempre sorprende a los incautos, esos que abrigan esperanzas sin razón alguna. ¿Quién puede esperar que, los más grandes latifundistas del mundo y los dueños de todas las fábricas y los bancos de Cuba, pudieran entregar sus riquezas a sus esclavos, para que le hagan competencia y se les fueran de sus manos?
Hay que ser un verdadero estúpido, para esperar de los Castro algo que resuelva la miseria y el terror en el que vive el pueblo de la isla.
Para los opositores, es decir aquellos que defienden y quieren libertades y derechos, la propuesta no pudo ser más malvada: el destierro.
La España de La Pasionaria y sus agentes castristas, Zapatero y Moratinos quieren vender a la Unión Europea y al mundo, que estamos ante cambios fundamentales del modelo totalitario inamovible. ¡Y que se esperan más cambios: la apertura económica a los minifundios y timbiriches!
Esas son las migajas que se entregan ahora, frente a la presión del mundo.
Pero ocurrirá como ocurrió entre 1989 -1993 - 2009. En ese año 1993, que será inolvidable para los cubanos, el llamado Período Especial comenzó una caída en espiral que tocó fondo en agosto de 1994: en ese momento había más de un millón de personas sin trabajo. No había transporte, comida, ropa, zapatos. Nada. Nada de nada.
La situación era tan crítica con la caída del sostén soviético, que los Castro se abrieron a las inversiones extranjeras, el turismo, el Mercado Libre Campesino y el trabajo por cuenta propia. Fidel Castro se opuso a todo eso. Según rumores, Raúl le dijo en una reunión que, si no abría el mercado privado campesino, él tendría que tirar los tanques a la calle.
Y vino el Maleconazo y el Éxodo de 1994. Y el trabajo por cuenta propia. Se abrieron 210 mil licencias para ese tipo de trabajo privado, que ellos han ido desmantelando hasta llegar en la actualidad a menos de 114 mil cuentapropistas. Y no siguieron porque llegó en 2008 otra crisis tan catastrófica como en 1993.
El problema central de todo el trabajo por cuenta propia, son los suministros – que no existen – y los abusivos impuestos de los millonarios en el poder.
Pero ahora, la crisis económica mundial ha llevado a los Castro al fondo de la bancarrota: cerraron los comedores obreros, reducción o eliminación de los subsidios a más de 84 mil personas, eliminación de productos de la libreta de racionamiento, la agricultura casi no existe, la industria azucarera está destruida, el precio del níquel se ha desplomado, no existen fondos financieros para pagarle a las empresas extranjeras, caída del turismo en 2009 y, son muy pocos países –Venezuela, China y Rusia – los que se arriesgan a darles créditos a esos moribundos mendigos y malapagas. Se agrega a todo esto, la necesidad de dejar sin empleo a más de un millón de trabajadores, aunque conociendo lo mentiroso que son los comunistas, quizá sean en realidad, unos 2 millones de personas.
Por eso se abren a la entrega de minifundios, que tampoco tienen recursos para comenzar a cultivar las tierras –sólo el 46% está medio produciendo – y al trabajo por cuenta propia, para darle trabajo a esos millones de desempleados, so pena de una mega rebelión de todos esos desamparados. Es un problema de Seguridad Nacional, o mejor dicho, de la seguridad de los Castro y sus familias.
Se trata de medidas tácticas para quitarle presión a una olla que está en ebullición desde 1989. Nada de esas medidas resolverán la bancarrota total de un modelo que ha destrozado a la nación cubana.
Por eso el tono represivo del discurso de Raúl Castro en la Asamblea Nacional contra la disidencia, para meterle miedo.
Desde 1976 en que Ricardo Bofill fundara el Comité Cubano Pro- Derechos Humanos, hace ya 34 años, la disidencia y la oposición cubana han tratado de ser escuchadas por los dueños del poder en la isla.
Nada ha sido logrado, excepto los fusilamientos, represión, terror y abusos de todo tipo, que han crecido hasta las cotas actuales.
¿Será posible que los Gandhi y los Martin Luther King no puedan surgir en regimenes tan altamente represivos y terroristas como el de los hermanos Castro?
¿Será posible que la lucha pacífica haya terminado su etapa en Cuba y se abran otros caminos de rebelión popular?
No tengo la respuesta, pero esa mafia en el poder está dispuesta a desatar un baño de sangre para mantenerse en el trono, aunque se mueran los 11 millones de cubanos.
Evidentemente que los Castros no moverán un dedo para hacer los cambios que el país necesita. El destierro, el minifundio y los timbiriches no resolverán nada. Son simples medidas paliativas para engañar a los incautos.
Por ello, el problema seguirá latente hasta la derrota total de esos asesinos.
Y esa tarea corresponde a un pueblo lleno de miedo y bajo un sistema de chantaje económico y político sin escrúpulos.
Si quieren quitarse de arriba a esos bandoleros, tendrán que luchar hasta con las uñas. Si no lo hacen, pasarán otro medio siglo bajo esas cadenas esclavistas.
Asdrúbal Canet Camejo
Profesor y Escritor.