GDC, Marzo 11 - El arzobispado de La Habana dio a conocer ayer en horas de la tarde que el régimen cubano liberaría próximamente a nueve prisioneros de conciencia, como parte de una política en la que múltiples opositores y disidentes se han visto beneficiados con la otorgación de licencias extrapenales.
Dentro de los posibles liberados, se encuentraba el emblemático líder opositor Oscar Elías Biscet, un médico cubano que ha sido víctima de la furia del régimen represivo que rige en la isla debido a su posición contestataria, a favor de los derechos humanos que día a día se violan inescrupulosamente en la isla.
Elías Biscet fue encarcelado durante la llamada Primavera Negra del año 2003, tras una ofensiva de los aparatos de inteligencia de la dictadura gobernante, en la que 75 periodistas independientes y activistas políticos fueron condenados a largas penas de prisión por el solo hecho de expresar sus diferencias ideológicas con el régimen de turno.
La liberación de Biscet (ocurrida finalmente este viernes) marca sin dudad un hito para el movimiento de oposición interna, huérfano de figuras carismáticas capaces de alterar la dinámica de dominio y control del régimen. El doctor en medicina Oscar Elías, sin dudas marca una diferencia en ese sentido, como corroboraron relevantes figuras públicas e intelectuales encuestadas por Gaceta de Cuba.
“Hay ahora mismo dos líderes opositores capaces de sacar gente a la calle para reclamar los espacios del ciudadano que el régimen militar ha asegurado por medio siglo que le pertenecen, bajo el obsoleto lema de esta calle es de Fidel que hace entonar a sus turbas”, nos dice el ensayista Armando de Armas, autor de “Mitos del Antiexilio”, una obra imprescindible para quien pretenda adentrarse en las complejidades de la identidad nacional cubana. “Uno de esos líderes es Jorge Luis García Pérez Antúnez y el otro es Oscar Elías Biscet, ambos negros y de gran arraigo popular”, recalca.
Para de Armas, la relevancia política de Biscet descansa sobre todo en “un ganado prestigio y reconocimiento internacional, al punto de haberse convertido en una figura emblemática de la oposición interna”. Sobre su liberación, de Armas asegura que “es sin dudas una buena noticia para los demócratas cubanos y muestra, también, una inusitada fisura en lo supuestamente monolítico del sistema totalitario isleño”.
El periodista y ensayista Carlos Alberto Montaner concuerda con de Armas en relación a la singularidad política de Biscet. “Es una de las figuras clave de la oposición democrática” afirma resueltamente. Y hace una distinción acerca de su nueva condición social cuando afirma: “Naturalmente, no lo pondrán exactamente en libertad. Lo trasladan de cárcel. De la cárcel convencional, la enrejada, a la cárcel abierta, pero sumamente vigilada en la que viven todos los ciudadanos”.
“Raúl Castro no ha aceptado que la oposición tiene derecho a manifestar sus creencias. Sólo ha establecido otra estrategia represiva, con palizas, acoso, intimidación, actos de repudio y el resto de los violentos instrumentos de control social de que dispone sin necesidad de encerrar a los demócratas”, acota Montaner. “En todo caso, celebro que Biscet esté nuevamente en la calle y junto a su familia. Eso es mejor que estar en una inmunda celda.”
Por otra parte Juan Abreu, escritor cubano radicado en España, considera a Oscar Elías Biscet como “una de las figuras fundamentales de la resistencia contra el castrismo, un hombre decente”. Y puntualiza que “esto no es poco, en un país gobernado por la indecencia”.
“Su liberación es motivo de alegría para todo demócrata y para todos los que deseamos una Cuba libre y democrática”, dice Abreu. Y ante la pregunta de si la liberación del presidente de la Fundación Lawton fortalece al movimiento de resistencia intra muros, el escritor respondió que es un hecho que depende “de cuán quebrantada esté su salud por los abusos y torturas que ha sufrido en la cárcel. En cualquier caso, su libertad sólo puede fortalecer el movimiento opositor”, concluye.
Zoé Valdés, conocida literata isleña, considera que Biscet “ha sido durante los últimos años la persona que jamás ha claudicado, con un gran espíritu libertario, y reflexivo”. En su conversación con Gaceta de Cuba, Valdés precisó que a su juicio, “es el opositor al que más miedo le tienen los Castro. Es un hombre de conocimiento, de paz, de palabra, y al mismo tiempo, aparenta -yo no lo conozco personalmente- ser una persona con objetivos claros”.
“Puede convertirse en el líder dentro de la oposición, todo dependerá de él, de sus deseos y aspiraciones, considerado como tal por el pueblo cubano; ya lo era en la época de la huelga de Tamarindo, y lo siguió siendo dentro de la cárcel”, nos dice Valdés. “Necesita ser reconocido dentro de la isla, el hecho de que se quede en Cuba es un paso necesario para ello, y una prueba de su resistencia”. Y concluye: “Sí, es muy importante su presencia dentro de Cuba, y su posterior reincorporación a la oposición. Esperemos que sea una de las piezas claves más importantes”.
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