sábado, 11 de abril de 2009

En los celajes del rasismo...un cubano en el KKK

"Esa de racista está siendo una palabra confusa y hay que ponerla en claro. El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza o a otra: dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos".

José Martí

Patria, Nueva York, 16 de abril de 1893.




Acuso recibo del mensaje que un individuo colocó en el foro de AMTV Noticias en referencia al presidente Obama, y que demuestra que aún hay gentes en este mundo viviendo en los celajes del rasismo más ortodoxo.

No quiero demorarlo mas, aquí les dejo la diatriba del suso dicho cubano KKK y cito: “NO SE CONFIEN, ACUERDENSE QUE AL FINAL LOS NEGROS LA CAGAN. I'M SORRY NO TENGO NADA CONTRA ELLOS, ES SOLO ESTADISTICA.”

Así que los negros siempre meten la pata y por extensión todos los que mezclados con ese color vivimos en este ancho y hermoso planeta.

Suerte que este individuo no tiene nada contra los negros que si no fuera de película el caso.

Si he traido este tema aca al blog lo hago estimulado por la afirmación de que esta sentencia (según el cubano KKK) tiene hasta estadísticas.

Estoy seguro que el señor presidente de los Estados Juntos jamás le respondería si pudiera leer estas tonterías pero para mi que soy un simple mortal sin ninguna responsabilidad (que no sea la de sacar a pasear a mi nieta) me está dado utilizarlo como pie forzado en plan reivindicación parda.


Serian tantas las razones para desmantelar las sandeces de este individuo que estaríamos llenando páginas enteras pero quisiera como tema de hoy vindicar una de las figuras mas relevantes de la historia de nuestra tierra y que no peinaba precisamente pelo lacio.



Juan Gualberto Gómez ese es el nombre que les traigo a la memoria y con el a uno de los mas preclaros patricios cubanos. Hablar de Don Juan Gualberto es poner muy en alto el estandarte de la honradez el decoro y el amor a la patria.

A continuacion les dejo una breve reseña de “G” seudónimo que utilizaba este hidalgo patriota en sus encendidas crónicas periodísticas.

No podría escribirse la historia de Cuba sin poner en alto la labor de Juan Gualberto Gómez, destacado independentista y periodista, quien usó el arte de las palabras con inteligencia y talento como arma contra la opresión a la que estaba sometida su patria y en defensa de los hombres de su condición.

Nacido de esclavos en Sabanilla del Encomendador, Matanzas, el 12 de julio de 1854, los padres de Juan Gualberto compraron su libertad antes de nacer él, gracias a la generosidad de su dueña doña Catalina Gómez.

Estudió en la escuela de Antonio Medina, maestro de niños negros a quien llamaban el José de la Luz de color. En 1868, otra vez ayudados por doña Catalina, sus progenitores lo enviaron a formarse en Francia en el bien remunerado oficio de constructor de carruajes. Se estableció en París, donde estudiaba por las noches el idioma de aquella nación, y matriculó una Ingeniería. Luego, ya bilingüe en Francés y Español, comenzó a trabajar como periodista. En la década de 1870 viajó por México y el Caribe. Regresó a la Isla tras el Pacto del Zanjón en 1878.

De vuelta en su tierra natal, Juan Gualberto se dedicó al periodismo liberal y abolicionista, colaborando con Márquez Sterling. En 1880, antes de su primer destierro, fundó y dirigió el periódico La Fraternidad, además de La Igualdad y La República Cubana, labor por la cual fue deportado a Ceuta.

La Fraternidad constituyó una trinchera ideológica desde la cual se enfrentó a la esclavitud, la discriminación racial y el colonialismo. Compartió esta labor en la prensa con tareas conspirativas relacionadas con la organización de la Guerra Chiquita, que lo vinculara estrechamente a Martí.

De Ceuta pasa a Madrid, donde vivió entre 1880 y 1890, tiempo durante el cual se dedicó a fustigar la dominación del hombre por el hombre y todo tipo de opresión desde las páginas de El Abolicionista y La Tribuna. En estas publicaciones puso de manifiesto su brillantez como escritor y periodista, cualidades reconocidas por prestigiosos colegas españoles de la época.

Cuando retornó a Cuba, en 1890, hizo circular nuevamente a La Fraternidad, con el objetivo de divulgar el ideario separatista que, sostenía, no podía impedirse legalmente. Desde aquí atacó el fanatismo político, argumentó sobre la incapacidad de España de mantener a la Mayor de las Antillas como su colonia, luchó por la igualdad de derechos de negros y blancos, se enfrentó al Autonomismo y a la labor anticubana del diario La Marina.

Este quehacer le ganó el respeto y la admiración del Maestro y de Maceo. Artículos como ¿Por qué somos separatistas?, ¡A la cárcel!, y La política de la cobardía, entre otros, propiciaron que lo acusaran en los primeros años de los '90 ante los tribunales y le abrieran numerosos expedientes políticos.

Para el mulato intelectual, toda esa acción periodística significaba tan sólo un paso previo del trabajo revolucionario y por esa vía quería despertar en el país el sentimiento separatista, además de crear condiciones para el reagrupamiento de los grupos de independentistas. Tanto el Apóstol como el Titán de Bronce reconocían el desempeño de Juan Gualberto en la prensa y consideraban la tarea de educación patriótica y social que se hacía en La Fraternidad parte insoslayable de la preparación de la guerra necesaria del '95.

Al inicio de esta gesta, el mulato revolucionario sufrió otra vez cárcel y destierro. Desatado de sus cadenas, regresa a Cuba en 1901 y asume una participación activa en la Asamblea Constituyente. Desde ese escenario defiende la independencia de la Isla de la influencia de anexionistas cubanos y extranjeros, y se opone a la Enmienda Platt. El gran estadista continuó sus servicios a la patria como Senador de la República, cargo en el que se mantuvo hasta su deceso el 5 de marzo de 1933.

Como escritor, Juan Gualberto Gómez afianzó un estilo único, preciso, ameno y didáctico. También incursionó en la crítica literaria y en la traducción al español de algunas obras francesas. Poco se le aprecia y conoce como poeta.

Quienes le conocieron decían de él que era un hombre de vasta cultura, excelente orador, de verbo fácil y atrayente. Puso la fuerza de sus palabras a favor de la Patria, mediante una fecunda labor periodística que no cesó sino con su muerte.
Su importante labor en la lucha por la independencia de Cuba, junto a la destacada trayectoria como hombre de letras y revolucionario suscitan hasta hoy la admiración y el recuerdo de sus coterráneos. Tal como él mismo expresara fue "ante todo y antes que otra cosa, un cubano que nunca dejó de serlo". (Condensado del libo “Historia de Cuba” de Juan Remos)

Espero que el señor cubano KKK ajuste sus famosas estadísticas a la realidad y se ilustre un poco por que no es menester en estos tiempos poner cubanos contra cubanos en un tema que ha de ser sepultado en la Cuba nueva; el rasismo.

Tomemos de ejemplo a la Nación Americana que ha dado, con la elección de Obama como presidente el paso definitivo a la plena integración racial.

Cubanos hagamos hoy mas que nunca de las palabras de Marti: “Hombre es mas que blanco mas que mulato mas que negro” una realidad desde ya. Cuba lo demanda por que ella es más pero mucho, mucho más.

Ángel Drag.

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2 comentarios:

1cuban4Ever dijo...

Amigo Drag...
Si existiese un manual del Perfecto Comunista, esa seria una prioridad. Ese es el elemento que circula mucho por los Foros.
Se atreveria Ud. a hacer los 10 mandamientos para combatir a esa plaga?
Le dejo con ese reto......)

Angel dijo...

Haber Ever mi hermano, me pides el decálogo del perfecto comunista que equivaldría al manual del perfecto hijo de… bueno ya tienes una idea.
Bien trataré de no defraudarte y colgar este decálogo en el blog.

Ángel Drag.

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