miércoles 27 de enero de 2010
El azul de mi mismo
UN PARIENTE MUY CERCANO
«Yo no lo vi cuando lo vi. Yo era un muchacho de once años y Martí era un llegado. Me dio curiosamiento verlo hablar con mi mamá, muy diligente en sus decires (…) Yo nunca estrené escuela pero sé que José Martí sirve para vivir»
Salustiano Leyva (campesino de la zona oriental de Cuba)
Cuando yo te conocí la muerte no existía.
Tú nunca fuiste un muerto‒
sino un pariente cercano que solía visitarme, con mucha más frecuencia que cualquier otro pariente.
(Aunque eran también tu parentela
los niños de la escuela
y los del barrio).
Mamá me hablaba de ti todos los días
y yo solía salir cada mañana,
sin merienda;
pero con una flor
para ponerla en el busto de yeso que te honraba
en mi aula de kínder, al pie de la bandera.
…Y es que fue tan bonito crecer a tu amparo
que no tuve oquedad que no llenaras!
MARTÍ
«O Captain! my Captain!
[…] Here Captain! dear father!»
Walt Whitman
Oh capitán,
mi capitán,
─capitán de los cubanos,─
qué lejos está el puerto─
y qué distante nuestra islita de sí misma!
…Tan ciegos nos quedamos sin tus ojos
que, cuando apenas empezábamos el viaje,
naufragamos!
Y tan necios, fuimos─
y tan sordos!
Oh maestro sempiterno!
Oh sabio Utnapishtim ─magnífico avatar,─
perdónanos!
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